El
septiembre pasado una amiga me pidió un pequeño favor.
Ella tenía
un antiguo reclinatorio, de esos de antes, que se tenía en propiedad en la Iglesia
para cuando iban a misa. De esos que, además, se convertían en silla...
Pues bien, decidió arreglarlo. Lo decapo, lijó y volvió a
barnizar, y le quedaba hacer el culo de la silla, que quería hacerlo con cuerda,
pero... En la parte trasera llevaba pintadas las iniciales de la persona de la que
era propiedad y se tenía que volver a pintar.
Mi amiga, antes de empezar con la restauración, calcó las
letras tal como eran para después volver a estamparlas.
Pues bien, el favor que me pidió era si yo se las podía
pintar, ya que ella, según me dijo no tenía suficiente pulso y le daba miedo
que lo le quedara bien, ¡¡¡como si a mí me fuera a quedar perfecto!!! Jajaja
Bueno, hice lo que pude.
Primero practiqué un poco en un papel. Marqué las letras en
la silla y... con tinta dorada las estampé.
Y ya veis el resultado, un Trabajo que hice en muy poquito tiempo.
Supongo que ella ya lo debe tener acabado... Me he quedado
con las ganas de verlo terminado. Seguro que luce súper bonito.
¡Hasta pronto!
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Vicky
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