Ya estamos en diciembre. ¡Cómo pasa el tiempo!
Los árboles ya han perdido casi todas las hojas, y, en mi minúsculo jardín y en el parque que hay al lado de casa, las hojas de los árboles que han caído son, en su mayoría, amarillas. Un amarillo brillante y luminoso.
Un amarillo alegre, aunque dicen que el otoño es triste...
Hoy no he podido aguantarme y he decidido hacer unas fotos. Cámara en mano he salido y me he paseado entre las hojas buscando hacer una buena foto.
Así que hoy me salto la entrada que tenia preparada y os muestro las fotos que he hecho.Color amarillo... mucho amarillo.
Pero también hay rojos, blancos y marrones... De los frutos y bayas, las setas y los cardos secos.
Y alguna flor que se resiste a seguir floreciendo a pesar de que el frío empieza a llegar.
También pequeños brotes verdes que nos indican que todo sigue vivo.
El otoño está llegando a su fin, unos pocos días más y nos dejará con el frío invierno. Mientras tanto, os quiero dejar con un precioso poema de Juan Ramón Jiménez en el que describe el otoño con una bonitas palabras.
Esparce octubre, al blando movimiento
del sur, las hojas áureas y las rojas,
y, en la caída clara de sus hojas,
se lleva al infinito el pensamiento.
Qué noble paz en este alejamiento
de todo; oh prado bello que deshojas
tus flores; oh agua fría ya, que mojas
con tu cristal estremecido el viento!
¡Encantamiento de oro! Cárcel pura,
en que el cuerpo, hecho alma, se enternece,
echado en el verdor de una colina!
En una decadencia de hermosura,
la vida se desnuda, y resplandece
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Vicky
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