Ya os he hablado alguna vez de de mis perros,
Mel y Nano, son unos de los seres que mejor me conocen y, desde luego, que más
me quieren.
Llegaron a casa un cuatro de octubre,
allá por el año 2010, tenían alrededor de dos años y fueron los escogidos de
entre unas docenas de perros que sobrevivían en la perrera de Figueres.
Desconozco su vida anterior, aunque es cierto
que muchas veces he fantaseado con ello, intentándome imaginar a una familia
que los quería pero que no podía cuidar de ellos, aunque también he pensado cosas
peores…
Lo que sí es cierto es que desde el instante
que cruzaron la puerta de casa se quedaron para siempre y desde ese momento
empezamos a aprender a querernos.
Cada día hacemos nuestro paseo matutino, unos
días más largo que otros, es verdad, por mi culpa, porque no me apetece, porque
estoy cansada o porque tengo trabajo (aunque de vez en cuando me escaqueo y
sale a pasearlos mi marido).
Disfruto viéndolos correr por los caminos,
pisando los charcos y persiguiendo quien sabe a qué… Son perros de caza, aunque
creo que nunca han ejercido y, yo que me alegro, pero el instinto les tira y hacen persecuciones imaginarias por los
caminos, ríos y campos…
Pero hoy os quiero hablar especialmente de
Nano.
El perro más guapo, bueno y cariñoso
que podáis imaginar, compañero inseparable y paciente capaz de convivir
conmigo sin sufrir crisis de ansiedad, ni conflictos generacionales, pero reivindicando
afecto por doquier.
Hace unos meses empezó a cojear. Visitas y
visitas al veterinario. Pruebas,
tratamientos varios, hasta que en enero nos dieron la noticia, estaba tan
enfermito que le quedaba poca vida. Un tumor estaba acabando con él.
En estos meses ha aguantado como un valiente,
e incluso cuando ya nos hablaron de “dormirlo”, respondió al tratamiento tan
bien que este último mes ha vivido con dignidad, contento y feliz, llevando una
fantástica vida de perro. Paseando, comiendo, jugando y durmiendo, durmiendo
mucho, como hacen todos los perros.
Hasta que hace tres días, empezó a empeorar,
rápido, muy rápido.
Destinado a morir siendo todavía joven,
aceptó sin complejos mis mimos y cuidados cuando el dolor lo achacaba, pero
hasta en los momentos más difíciles vivió sus limitaciones con la mayor
dignidad, casi sin quejarse y sobretodo sin rendirse.
Ayer me acosté más pronto de lo habitual y me
sorprendió subiéndose a mi cama y quedándose a mi lado, cosa que no hacía
nunca.
Esta mañana, había empeorado más, ya no ha
querido tomar su medicación, ni salir a pasear, a su manera creo que me estaba
diciendo que ya no podía quedarse por más tiempo y con solo mirarme he sabido
lo que me estaba expresando, era el momento de decirnos adiós.
Le he acariciado la cabeza y abrazado, lo he
besado y vuelo a acariciar rato y rato,
tanto como llevaba ya días y días haciendo, pero hoy, los dos sabíamos que eran
unas carantoñas diferentes, hoy nos estábamos despidiendo.
Hoy, sábado 20 de febrero a las 11 de la
mañana se ha ido, con la misma dignidad con que siempre vivió, pegado a mí,
confiando en mí, tranquilo y envuelto en mi abrazo.
Sus grandes ojos marrones, dotados de una
extraordinaria mirada franca y tierna, siempre supieron transmitirme su amor y
su confianza ciega en mí. .
Hasta siempre Nano.
Este es mi pequeño homenaje.
Vichy, que mal lo tenéis que estar pasando, decirle adios a Nano ha tenido que ser muy duro, pero tal como cuentas Nano se ha portado como un campeón y se ha despedido de ti con todo su cariño.
ResponderEliminarRecibe un fuerte y cariñoso abrazo desde aquí.
Besos.
Muchísimas gracias Mavi... Es duro, pero el tiempo va cerrando heridas y poco a poco ese vacío que se tiene en en pecho y las lágrimas van desapareciendo para poder recordarlo y rememorar el tiempo que compartimos con una sonrisa en la cara. Ahora toca cuidar a Mel que se ha quedado solita y todavía lo busca.
Eliminaraiissss, me han saltado las lágrimas leyendo tu entrada de hoy. Suelo pasar a menudo por aquí para ver tus creaciones y nunca me detengo para escribir un comentario, pero hoy es distinto. Siento enórmemente tu perdida!! Nano, qué perro más amado!!! Qué suerte habéis tenido ambos de compartir momentos inolvidables!!! Cómo se puede llegar a querer tanto a esos seres de cuatro patas??? Es que son puro amor a los que no les hacen falta las palabras para comunicarse.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gràcies Laura, moltes gràcies per les teves paraules, tens raó, com es pot estimar tant a un pelut de quatre potes?
EliminarAra he de cuidar a l'altre, la Mel que s'ha quedat sola i també el troba a faltar, encara dorm en un racó de la manta, deixan l'espai per en Nano.
Snif!!!.
Una abraçada a tu també i gràcies per passar de dant en tant per aqui.
Que pena me ha dado esta entrada.siento mucho la perdida. Ahora muchos mimos y para Mel, ración extra.
ResponderEliminarSaludos
Si, ya estoy en ello, a Mel también le está costando adaptarse a la nueva situación. Parece mentira cómo se les ehc en falta!!!!.
EliminarGracias por tus palabras, un beso.
Me haz hecho llorar, es tan triste este tipo de despedidas, sobretodo con alguien que nos quiere incondicionalmente, que su presencia siempre nos inspira y nos devuelve la calma, que no ama a pesar de nuestros defectos, de nuestras equivocaciones, ls animales son muy fieles, dan lo mejor de cada uno sin hipocresias, es verdaderamente afortunado quien tiene un pequeño angelito en el cielo. un Abrazo para ti Vicky.
ResponderEliminarDenice.
Hola Denice,
Eliminarmuchas gracias por tus palabras, la verdad es que se hacen querer mucho, muchísimo, no hay dia que no piense en él, y todavía me poco triste. Por suerte tengo a Mel, nos hacemos compañía las dos.
Un abrazo